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La gestión pública hace referencia a los resultados de la administración pública, es decir, la gestión es un proceso dinámico, integral, sistemático y participativo, que articula la planificación, ejecución, seguimiento, evaluación, control y rendición de cuentas de las estrategias de desarrollo económico, social, cultural, tecnológico, ambiental, político e institucional de una administración, sobre la base de las metas acordadas de manera democrática (DNP 2007).
La gestión pública es entonces el logro de los objetivos trazados en los ejercicios de planeación, es conocer las necesidades de los habitantes y realizar las transformaciones que permitan mejorar de manera eficaz las condiciones de un territorio y los grupos poblacionales que lo habitan en un determinado momento de su historia, teniendo en cuenta sus posibilidades y potencialidades, es decir dimensionando sus particularidades y cómo estas pueden considerarse como factores positivos en el mismo.
Por tanto, la gestión pública debe buscar siempre la eficiencia de los recursos disponibles, bien sean económicos, de infraestructura, ambientales o humanos, de tal forma que se alcancen las metas trazadas en la planeación realizada. Esta gestión además debe ser acorde con las competencias designadas por la Constitución y las leyes a cada uno de los tres niveles de gobierno (Nación, departamento, municipio).
En la gestión pública constantemente se busca la armonía entre los diferentes niveles de gobierno y para ello se generan herramientas que permiten mejorar la medición de los resultados, con mecanismos de seguimiento adecuados, de tal forma que las acciones que el Estado desarrolle sean transparentes y permitan analizar su gestión y tomar decisiones acertadas que fortalezcan y modernicen las instituciones, de tal forma que se promuevan cambios estructurales en las organizaciones públicas y se motive la participación de la ciudadanía.